viernes, 1 de abril de 2011

Noam Chomsky: “En una democracia la población tendría que saber qué está haciendo su gobierno”




Noam Chomsky: “En una democracia la población tendría que saber qué está haciendo su gobierno”


Noam Chomsky: “En una democracia la población tendría que saber qué está haciendo su gobierno”
Más repercusiones de Wikileaks entre intelectuales y escritores. Aquí, una charla con uno de los pensadores más importantes del momento y también acérrimo crítico de su propio país, Estados Unidos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Noam Chomsky.



Las últimas revelaciones del sitio Wikileaks han puesto a la comunidad internacional, a la diplomacia, al gobierno de los Estados Unidos y al periodismo mismo en un estado de debate, alerta y consternación. Aún es imposible predecir cuáles serán los efectos de las acciones actuales (pasadas y futuras) de la enigmática organización, liderada por el enigmático ¿periodista? ¿provocador? ¿activista? ¿hacker? australiano Julian Assange.

A un lado del espectro de opinión se ubican los esperanzados que marcan estas acciones como un paso hacia la transparencia en las maniobras y acciones de los gobiernos del planeta. En el otro extremo se ubican los que acusan a Assange de ser casi un cómplice del terrorismo internacional; alguien que, lejos de estar cumpliendo un ideal periodístico, esta poniendo en riesgo las vidas de personas. 

Noam Chomsky es el lingüista más importante del siglo XX y uno de los críticos más prolíficos y feroces del gobierno de su propio país, los Estados Unidos. Desde su despacho en el Massachusetts Institute of Technology, en Cambridge, Massachusetts, contundente Chomsky ofreció algunas de sus impresiones iniciales sobre este tema que ocupa las tapas de todos los diarios del mundo en estos días. 


-¿Considera que lo que está haciendo Wikileaks es una forma legítima y ética del periodismo? 
¿Y cuáles serán las consecuencias de estas revelaciones al corto y largo plazo?

 

-Vale la pena recordar que el secretismo de los gobiernos se trata, sustancialmente, de la defensa del gobierno contra su propia población. Y en una sociedad democrática la población tendría que saber qué está haciendo su gobierno para poder monitorearlo y -de hecho- determinar qué hace el gobierno. 

Ahora, hay excepciones con las cuales todos están de acuerdo, pero en general el caso es así. Yo no he leído todos los cables, por supuesto, pero de lo que he visto me parece que ilustra la significancia de este punto: hay cosas en los cables que los gobiernos no quisieran que su propia población supiera. 

Creo que es una forma legítima del periodismo, pero creo que se tomarán medidas severas para bloquearlo. 

-¿Lo sorprende el trabajo que está haciendo Wikileaks? 

-No es completamente nuevo. Ha habido muchas filtraciones antes -los Papeles del Pentágono, por ejemplo, en la cual yo participé, fue muy importante y más sustancial que este último-. No me sorprende. Creo que mientras la accesibilidad a la información aumente con las modalidades electrónicas habrá más casos similares a éste. 


-¿Cómo están manejando la información los medios estadounidenses? 

-Antes que nada, tenemos que tener en cuenta que desde el principio hay un mecanismo de filtros muy severo. Entonces, los cables diplomáticos mismos proveen al gobierno lo que los diplomáticos quieren que sepan y lo que asumen que el gobierno mismo quiere oír. Entonces ya de entrada están muy editados, desde el principio. 


Después hay una forma de censura mucho más severa que son los títulos de los diarios que dicen que los estados árabes están aterrorizados por Irán y que quieren que los Estados Unidos hagan algo al respeto. Bueno, hay un hecho muy significante escondido en esta cuestión: hay encuestas de opinión del occidente árabe. 

La más reciente fue publicado por el Brookings Institute el mes pasado -una encuesta muy cuidadosa- que mostró que en el mundo árabe el 10 por ciento de la población ve a Irán como una amenaza, mientras que un 80 por ciento ve a los Estados Unidos e Israel como una amenaza. 

Esto no se revela acá [en estas noticias]. Antes que nada, a los diplomáticos no les importa, no les importa la gente, sólo les importan los dictadores. Al Departamento de Estado tampoco le importa, por las mismas razones, y aparentemente a los medios tampoco les importa: porque esto es información pública… Y todo esto refleja un profundo desprecio por la democracia. Y no sólo en el gobierno, también en la cultura intelectual y de los medios. 



-¿Estos cables demuestran que la administración de Obama es, en muchas formas, una continuación de la de Bush? 
-Sí, pero eso ya lo sabíamos. 




-¿Tiene algún mensaje esperanzador de cara al futuro? 
-Bueno, mi último libro publicado se llamó Esperanzas y perspectivas que salió primero en castellano, porque su origen fue en charlas que di en Suramérica… La parte de esperanza es mayormente sobre Suramérica. Creo que han estado pasando cosas de gran esperanza allí en la última década. No podemos predecir la historia humana. 


Pero si miras hacía atrás puedes encontrar un momento cuando parecía imposible que se abandonara la esclavitud, o que se permitieran derechos a las mujeres… Las cosas cambian. Pero cambian si la gente las cambia. 

No cambian solas, y no cambian gracias a los líderes políticos.



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