YO: LA INSIGNIA PATRIA
Soy la bandera Argentina, arrugada tal cual un trapo que se usa y se tira, se vuelve a levantar y sin nada de amor soy tratada.
Mi pueblo me ha dejado de lado. Solamente me usan como símbolo de un falso patriotismo.
Me guardan en cualquier lugar y me sacan cuando hay un actividad deportiva que engrandece los ánimos.
En los actos patrios los niños y jóvenes ya no me miran con respeto y ni siquiera me quieren portar, les da vergüenza.
No sienten orgullo de levantarme en lo alto y verme flamear.
Lo peor de todo de todo es como esta República se encuentra representada por políticos errantes, vendepatrias, que mancillan el honor de mi creador Don Manuel Belgrano.
“ Recuerdo con nostalgia cuando él me creo allá por la segunda década del siglo 19. Con altivez frente a las orillas del Río Paraná y con su pobre y valiente ejército, perfectamente alineado, Jurar por su Honor y Su Honra defenderme hasta la Muerte”.
Hoy los hombres trajeados para la ocasión ultrajan mi dignidad de Insignia Nacional y me utilizan para henchir sus pechos de falsa altivez y después desecharme como un trapo sucio en algún rincón seré rescatada para alguna ocasión baladí.
En el presente me siento marchita, olvidada, arriada frente a la derrota ante el vil pirata invasor, ante una sociedad que no le importan sus símbolos patrios, sus tradiciones, sus emblemas, sus enseñas, sino sus negociados, prebendas, trenzas y enriquecimiento.
¡Ante tal afrenta saldré victoriosa cuando renazca una nueva y gloriosa Nación!
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